© José Manuel Alfaro
Recuerdo estos árboles cuando aún eran jóvenes y pequeños, ninguno llegaba a mi altura, pero ya me gustaba sentarme entre ellos cuando caía la noche.
Desde entonces, la ciudad ha ido rodeando el bosque, que ya ha dejado de serlo; ahora los caminos están cuidados, sin maleza; se han instalado bancos de madera aquí y allá; los árboles seleccionados han seguido creciendo, bien cuidados; y yo sigo viniendo aquí a menudo, a descansar.
En este banco, mi preferido, ante el que no pasa casi nadie, consigo hilvanar los recuerdos de mi larga vida. El mejor de ellos es la sonrisa de Isabel, la de aquellos labios rojos y jóvenes que me sabían a sangre. Fue el amor de mi vida. Nunca volví a amar de aquella manera. Por eso un día decidí desaparecer. Sin avisar, partí hacia Normandía, donde tardé más de un siglo en conseguir que su recuerdo no me doliera. Aún hoy me aparto de las mujeres que sonríen como ella lo hacía. Dejé de verla por su bien. Es la obligación, cuando se ama de verdad, más terrible y dolorosa que tenemos que cumplir, como una maldición, todos los vampiros.
© Manuel López Rey
Recomendación: antes de leer el texto, pulsar sobre la fotografía; observarla detenidamente; luego pulsar atrás en la barra de navegación; ahora leer la historia.
ResponderEliminarSe aceptan y agradecen todos los comentarios.
Después de un largo parón, un nuevo cuento. Gracias Manuel
ResponderEliminarGracias a ti, campeón.
EliminarCorto y bonito relato muy acorde con lo que la imagen me sugiere, relajación, añoranza, un poco de melancolía...
ResponderEliminarMe alegra que reanudéis este proyecto, enhorabuena a ambos.
Gracias. Luciano Paniagua, por tu fidelidad a este proyecto.
Eliminar¡Vaya! Mi vampiro favorito perdido y hallado por fin en el parque. Supongo que te habrá sorprendido ver cómo en la foto (preciosa por cierto) el banco parece demarcar esa frontera infranqueable para ti. En el amor es como la vida, no se puede disfrutar de ambas luces a la vez y a ti te tocó resignarte con la parte oscura. Buen símil y magnífico corto.
ResponderEliminarSe te echaba de menos durante este siglo. Te espero, ahora, muy versado en cielos nocturnos. Ya lo sabes, queremos más.
Un abrazo.
Gracias, Óscar. Me encanta verte de nuevo por aquí. Vamos a ver si, después de este largo paréntesis, retomamos algunos proyectos. La vida de todos tiene sus cosas. Qué te voy a contar... Saludos, amigo.
EliminarSencillamente, me encanta y lo mejor es la gran noticia de tu vuelta !!!!!! Un besazo !!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga.
EliminarHe publicados 2 páginas más que me gustaría que leyeras y comentaras, pero antes de eso, por favor, entra en https://manuellopezrey.blogspot.com.es/ y lee las descripciones de esas dos nuevas fotos (y comenta porfa). Besos
EliminarHacía tiempo que no te leía Manuel.
ResponderEliminarNunca dejes de escribir, siempre nos sumerges en una reflexión profunda. Emanas pasión por las palabras y das paso a la creatividad del que te lee.
Un abrazo fuerte
Ciso.
Muchas gracias, Ciso. Un abrazo,
EliminarPor cierto, Ciso, no sé si sigues mi blog https://manuellopezrey.blogspot.com.es/
EliminarMe gustaría que lo siguieras y que alguna vez comentes las descripciones que publico de las fotos de Alfaro; lo hago antes de escribir la historia y los buenos comentarios me ayudan algunas veces a la hora de elegir por dónde va a ir la historia. Un abrazo.
¡Vampiros!!! Un mito que me encanta, y de nuevo este vampiro convertido en personaje creíble y verosímil.
ResponderEliminarGracias, Rasta
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